2. cuando, de pronto, un leproso se le acercó y se puso de rodillas ante él.—Señor —suplicó el leproso—, si quieres, puedes curarme.
3. Jesús, extendiendo la mano, lo tocó y le dijo:—Quiero. ¡Ya estás curado!E instantáneamente la lepra desapareció.
4. —No te detengas a conversar con nadie —le ordenó entonces Jesús—. Ve en seguida a que el sacerdote te examine y presenta la ofrenda que requiere la ley de Moisés, para que les conste que ya estás bien.
5. Cuando Jesús llegó a Capernaúm, un capitán del ejército romano se le acercó y le rogó
6. que sanara a un sirviente que estaba en cama paralítico y que sufría mucho.
7. Le respondió Jesús:—Iré a sanarlo.
8. —Señor —le dijo entonces el capitán—, no soy digno de que vayas a mi casa. Desde aquí mismo puedes ordenar que se sane mi criado y se sanará.
9. Lo sé, porque estoy acostumbrado a obedecer las órdenes de mis superiores; además, si yo le digo a alguno de mis soldados que vaya a algún lugar, va; y si le digo que venga, viene; y si le digo a mi esclavo que haga esto o aquello, lo hace.
10. Al oír esto, Jesús se maravilló y les dijo a quienes lo seguían:—¡En todo Israel no he hallado una fe tan grande como la de este hombre!
11. Óiganme lo que les digo: Muchos gentiles, al igual que este soldado romano, irán de todas partes del mundo a sentarse en el reino de los cielos con Abraham, Isaac y Jacob.
12. En cambio, muchos israelitas que deberían estar en el reino, serán arrojados a las tinieblas de afuera donde todo es llorar y crujir los dientes.
13. Entonces Jesús le dijo al soldado:—Vete; lo que creíste ya se ha cumplido.Y el criado se sanó en aquella misma hora.
14. Cuando Jesús llegó a la casa de Pedro, la suegra de éste estaba en cama con una fiebre muy alta.
15. Jesús fue y la tocó, y la fiebre la dejó; y ella se levantó a servirlos.
16. Por la noche llevaron varios endemoniados a Jesús. Bastaba una sola palabra para que los demonios huyeran y los enfermos sanaran.