39. La gente que pasaba por allí se burlaba de él y meneando la cabeza decía:
40. —¿No afirmabas tú que podías destruir el templo y reedificarlo en tres días? Pues veamos: Si de verdad eres el Hijo de Dios, ¡bájate de la cruz!
41. Los principales sacerdotes, escribas, fariseos y ancianos también se burlaban de él.
42. —Si a otros salvó, ¿por qué no se salva a sí mismo? ¡Conque tú eres el Rey de los judíos! ¡Bájate de la cruz y creeremos en ti!
43. Si confió en Dios, ¡que lo salve Dios! ¿No decía que era el Hijo de Dios?
44. Y los ladrones le decían lo mismo.