22. Entristecidos, cada uno de los discípulos le fue preguntando:—¿Seré yo, Señor?
23. y él fue respondiendo a cada uno:—Es el que va a comer conmigo en el mismo plato.
24. Es cierto, voy a morir como está profetizado, pero pobre del hombre que me traiciona. Habría sido mejor si no hubiera nacido.
25. Judas se le acercó también y le preguntó:—¿Soy yo, Maestro?—Sí. Tú lo has dicho.
26. Mientras comían, Jesús tomó un pedazo de pan, lo bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos.—Tomen. Cómanlo; esto es mi cuerpo.