1. Al terminar de decir estas cosas, dijo a sus discípulos:
2. «Como ya saben, dentro de dos días se celebra la Pascua, y me van a traicionar y a crucificar».
3-4. En aquel mismo instante, los principales sacerdotes y los funcionarios judíos se reunían en la residencia de Caifás, el sumo sacerdote, y discutían sobre la manera de capturar a Jesús a espaldas del pueblo y matarlo.
10. Jesús, que sabía lo que estaban pensando, les dijo:—¿Por qué la critican? Lo que hizo está muy bien hecho.
11. Entre ustedes siempre habrá pobres, pero yo no estaré siempre con ustedes.
12. Ella me ha bañado en perfume para prepararme para la sepultura.
13. Lo que ha hecho se sabrá en todas partes del mundo en que se prediquen las buenas nuevas.
14. Entonces Judas Iscariote, uno de los doce apóstoles, se presentó ante los principales sacerdotes
15. y les preguntó:—¿Cuánto me pagan si les entrego a Jesús?—Treinta piezas de plata.
16. Desde ese momento, Judas buscaba la ocasión propicia para traicionar a Jesús.
17. El primer día de las ceremonias pascuales en que los judíos se abstenían de comer pan con levadura, los discípulos le preguntaron a Jesús:—¿Dónde quieres que preparemos la cena de Pascua?
18. —Vayan a la ciudad, a la casa de quien ya saben, y díganle que mi tiempo está cerca y que deseo celebrar la Pascua en su casa, con mis discípulos.
19. Los discípulos obedecieron y prepararon allá la cena.
20-21. Aquella noche, mientras comía con los doce, dijo:—Uno de ustedes me va a traicionar.
22. Entristecidos, cada uno de los discípulos le fue preguntando:—¿Seré yo, Señor?
23. y él fue respondiendo a cada uno:—Es el que va a comer conmigo en el mismo plato.
24. Es cierto, voy a morir como está profetizado, pero pobre del hombre que me traiciona. Habría sido mejor si no hubiera nacido.
25. Judas se le acercó también y le preguntó:—¿Soy yo, Maestro?—Sí. Tú lo has dicho.
26. Mientras comían, Jesús tomó un pedazo de pan, lo bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos.—Tomen. Cómanlo; esto es mi cuerpo.
27. Tomó luego una copa de vino, la bendijo y también la dio a sus discípulos.—Beban esto,
28. porque esto es mi sangre que sella el nuevo pacto. Mi sangre se derramará para perdonar con ella los pecados de infinidad de personas.
29. Recuerden: No volveré a beber de este vino hasta el día en que beba con ustedes del nuevo vino en el reino de mi Padre.