1. Entonces Jesús, dirigiéndose al gentío y a sus discípulos, dijo:
10. No se dejen llamar “maestro”, porque sólo hay un Maestro: el Mesías.
11. Mientras más humildemente sirvamos a los demás, más grandes seremos. Para ser grande hay que servir a los demás,
12. pues los que se creen grandes serán humillados; y los que se humillan serán enaltecidos.
13. »¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque ni entran al reino de los cielos ni dejan entrar a nadie!
14. ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que por un lado hacen oraciones larguísimas en las calles y por el otro les roban las casas a las viudas! ¡Hipócritas!
15. ¡Ay de ustedes, hipócritas!, porque recorren el mundo en busca de conversos, y una vez que los encuentran los hacen dos veces más hijos del infierno que ustedes mismos.
16-17. ¡Guías ciegos, ay de ustedes!, porque dicen que no importa que se jure en vano por el templo de Dios, pero si alguien jura en vano por el oro del templo, lo condenan. ¡Ciegos insensatos! ¿Qué es más importante, el oro o el templo que santifica el oro?