3. Envió muchísimas invitaciones, y cuando el banquete estuvo listo, mandó un mensajero a notificar a los convidados que ya podían ir. ¡Pero nadie fue!
4. Envió a otros siervos a decirles que fueran pronto, que no se demoraran, que ya los asados estaban listos.
5. Algunos de los invitados se rieron de los mensajeros y se fueron a sus labranzas o negocios;
6. y los otros tomaron a los mensajeros y, tras golpearlos y afrentarlos, los mataron.
7. El rey, enojado, ordenó al ejército que acabara con aquellos asesinos y quemara la ciudad.
8. Entonces dijo: “El banquete está listo, pero los que estaban invitados han mostrado que no eran dignos de la invitación.
9. Por eso, vayan ahora por las esquinas e inviten a todo el mundo”.
27-28. Pero a la mujer le llegó también la hora de morir. Dinos, ¿de cuál de los hermanos será esposa cuando resuciten? ¡En vida lo fue de los siete!
29. —Pues ustedes se equivocan por ignorar las Escrituras y el poder de Dios —les dijo Jesús—.
30. En la resurrección no habrá matrimonios, porque todos serán como los ángeles del cielo.
31. Y en cuanto a la resurrección de los muertos, ¿no se han fijado que las Escrituras dicen:
32. “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.
33. El gentío se quedó boquiabierto ante aquella respuesta.
34. Los fariseos no se dejaron amedrentar por la derrota de los saduceos
35. y se les ocurrió una nueva idea. Uno de ellos, abogado, preguntó a Jesús:
36. —Señor, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley de Moisés?
37. Jesús respondió:—“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”.
38. Este es el primero y el más importante de los mandamientos.
39. El segundo es similar: “Amarás a tu prójimo con el mismo amor con que te amas a ti mismo”.
40. Los demás mandamientos y demandas de los profetas se resumen en estos dos mandamientos que he mencionado. El que los cumpla estará cumpliendo todos los demás.
41. Aprovechando la ocasión de estar rodeado de fariseos, Jesús les preguntó:
42. — ¿Qué opinan ustedes del Mesías? ¿De quién es hijo?—De David —le respondieron.
43. —Entonces, ¿por qué David, inspirado por el Espíritu Santo, lo llama “Señor”? Porque fue David quien afirmó: