24. —Señor, Moisés dijo que si un hombre muere sin tener hijos, uno de sus hermanos debe casarse con la viuda para que ella tenga hijos que reciban la herencia familiar del muerto.
25-26. Pues bien, hubo una vez una familia de siete hermanos. El primero de éstos se casó y murió sin tener hijos, por lo cual la viuda se casó con el segundo hermano. Aquel hermano también murió sin tener hijos, y la esposa se casó con el siguiente hermano. El caso se fue repitiendo de manera tal que aquella señora fue esposa de los siete hermanos.
27-28. Pero a la mujer le llegó también la hora de morir. Dinos, ¿de cuál de los hermanos será esposa cuando resuciten? ¡En vida lo fue de los siete!
29. —Pues ustedes se equivocan por ignorar las Escrituras y el poder de Dios —les dijo Jesús—.
30. En la resurrección no habrá matrimonios, porque todos serán como los ángeles del cielo.
31. Y en cuanto a la resurrección de los muertos, ¿no se han fijado que las Escrituras dicen:
32. “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.
33. El gentío se quedó boquiabierto ante aquella respuesta.
34. Los fariseos no se dejaron amedrentar por la derrota de los saduceos