18. y les habló de lo que le sucedería cuando llegaran a la capital.«Seré entregado a los principales sacerdotes y escribas, y me condenarán a muerte.
19. Luego me entregarán a los romanos, para que se burlen de mí y me crucifiquen. Pero al tercer día resucitaré».
20. En eso se le acercó la esposa de Zebedeo, junto con sus dos hijos, Jacobo y Juan, y se arrodilló ante él.
21. —¿Qué quieres? —le preguntó Jesús.—Quiero que cuando establezcas tu reino, mis dos hijos se sienten junto a ti en el trono, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.
22. Pero Jesús le dijo:—¡No sabes lo que estás pidiendo!Y volviéndose a Jacobo y a Juan, les dijo:—¿Se creen ustedes capaces de beber del terrible vaso del que yo tengo que beber? ¿y de resistir el bautismo con que voy a ser bautizado?—Sí —respondieron—. Podemos.
23. —Pues a la verdad van a beber de mi vaso —les contestó Jesús— y van a bautizarse con mi bautismo, pero no tengo el derecho de decir quiénes se sentarán junto a mí. Mi Padre es el que lo determina.
24. Los otros diez discípulos se enojaron al enterarse de lo que Jacobo y Juan habían pedido,
25. pero Jesús los llamó y les dijo:—En las naciones paganas, los reyes, los tiranos o cualquier funcionario está por encima de sus súbditos.