Mateo 17:12-26 Nueva Biblia al Día (NBD)

12. Y, en efecto, ya vino, pero en vez de reconocerlo, lo trataron con la misma crueldad con que me tratarán a mí, que soy el Hijo del hombre.

13. Los discípulos comprendieron que se refería a Juan el Bautista.

14. Cuando llegaron al valle, la gente los esperaba; y un hombre corrió y se puso de rodillas ante Jesús.

15. —Señor —dijo—, ten misericordia de mi hijo, que está enfermo de la mente y padece muchísimo. Muchas veces se cae en el fuego o en el agua, con peligro de su vida.

16. Lo traje a tus discípulos; pero no pudieron curarlo.

17. —¡Oh generación incrédula y perversa! —dijo Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? ¡Tráiganme al muchacho!

18. Jesús reprendió al demonio que estaba en el muchacho, y el demonio salió. Desde aquel instante el muchacho quedó bien.

19. Más tarde, los discípulos le preguntaron en privado a Jesús:—¿Por qué no pudimos echar fuera aquel demonio?

20. —Porque tienen muy poca fe —les respondió Jesús—. Si tuvieran siquiera una fe tan pequeña como un grano de mostaza, podrían decirle a aquella montaña que se quitara de en medio y se quitaría. Nada les sería imposible.

21. Pero este tipo de demonio no sale a menos que uno haya orado y ayunado.

22. Un día, estando aún en Galilea, les dijo:«Alguien me va a traicionar y me va a entregar a los que quieren matarme,

23. pero al tercer día resucitaré».Los discípulos se estremecieron de tristeza y temor.

24. Al llegar a Capernaúm, los cobradores de impuestos del templo le preguntaron a Pedro:—Tu Maestro, ¿paga impuestos?

25. —¡Claro que los paga! —les respondió Pedro—, e inmediatamente entró a la casa a hablarle a Jesús sobre el asunto.No había pronunciado todavía la primera palabra, cuando Jesús le preguntó: —¿A quién crees tú, Pedro, que cobran tributos los reyes de la tierra? ¿A sus súbditos o a los extranjeros?

26. —A los extranjeros, claro —respondió Pedro.—Entonces, los suyos quedan exentos, ¿verdad? —añadió Jesús—. Sin embargo, para que no se ofendan, vete al lago y echa el anzuelo, pues en la boca del primer pez que saques hallarás una moneda que alcanzará para tus impuestos y los míos.

Mateo 17