Mateo 15:15-33 Nueva Biblia al Día (NBD)

15. Pedro le pidió que les explicara aquello de que comer los alimentos que la ley judía prohíbe no es lo que contamina al hombre.

16. —¿Tampoco ustedes entienden? —le respondió Jesús—.

17. Cualquier cosa que uno come pasa a través del aparato digestivo y se expulsa;

18. pero el mal hablar brota de la suciedad del corazón y corrompe a la persona que así habla.

19. Del corazón salen los malos pensamientos, los asesinatos, los adulterios, las fornicaciones, los robos, las mentiras y los chismes.

20. Esto es lo que de veras corrompe. Pero uno no se corrompe por comer sin lavarse primero las manos.

21. Jesús salió de allí y caminó los ochenta kilómetros que lo separaban de la región de Tiro y Sidón.

22. Una cananea, que vivía por allí, se le acercó suplicante:—¡Ten misericordia de mí, Señor, Hijo de David! Mi hija tiene un demonio que la atormenta constantemente.

23. Jesús no le respondió ni una sola palabra. Sus discípulos se le acercaron y le dijeron:—Dile que se vaya, que ya nos tiene cansados.

24. Entonces Jesús le dijo a la mujer:—Me enviaron a ayudar a las ovejas perdidas de Israel, no a los gentiles.

25. Pero ella se acercó más y de rodillas le suplicó de nuevo:—¡Señor, ayúdame!

26. —No creo que sea correcto quitarle el pan a los hijos y echárselo a los perros —le replicó Jesús.

27. —Sí —respondió ella—, pero aun los perrillos comen las migajas que caen de la mesa.

28. —¡Tu fe es extraordinaria! —le dijo Jesús—. Conviértanse en realidad tus deseos.Y su hija sanó en aquel mismo instante.

29. Jesús regresó al lago de Galilea, subió a una colina y se sentó.

30. Y estuvo sanando a cojos, ciegos, mudos, lisiados y a muchos otros enfermos que la multitud le llevaba.

31. ¡Qué espectáculo! Los que hasta entonces no podían pronunciar ni una palabra hablaban emocionados; los miembros inútiles de los lisiados eran restaurados; los cojos caminaban y saltaban, mientras que los ciegos, maravillados, contemplaban por primera vez el mundo. El gentío, asombrado, alababa al Dios de Israel.

32. —Me da lástima toda esta gente —dijo Jesús en voz baja a sus discípulos—. Hace tres días que están aquí y ya no tienen nada que comer. No quiero enviarlos a sus casa sin comer, porque se desmayarían en el camino.

33. —¿Pero en qué lugar de este desierto vamos a conseguir suficiente comida para alimentar a este gentío? —le respondieron.

Mateo 15