26. Los discípulos, al verlo, gritaron llenos de espanto:—¡Es un fantasma!
27. Pero Jesús inmediatamente les gritó:—¡Calma! ¡No tengan miedo! ¡Soy yo!
28. —Señor —le respondió Pedro—, si realmente eres tú, ordena que también yo camine sobre el agua y vaya hasta donde tú estás.
29. —Está bien; ¡ven!Sin vacilar, Pedro salió por la borda y caminó sobre las aguas hacia Jesús.
30. Pero al percatarse de lo que hacía y de la inmensidad de las olas que se le echaban encima, sintió miedo y comenzó a hundirse.—¡Señor, sálvame! —gritó horrorizado.
31. Extendiendo la mano, Jesús lo sujetó y le dijo:—¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
32. Cuando subieron a la barca, los vientos cesaron.
33. Los otros discípulos, maravillados, se arrodillaron y le dijeron:—¡No cabe duda de que eres el Hijo de Dios!