39. El enemigo que sembró la mala hierba entre el trigo es el diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.
40. De la misma manera que los segadores separan el trigo de la mala hierba y queman ésta, en el fin del mundo
41. enviaré a mis ángeles a arrancar del reino a los que tientan a los demás y a los que hacen el mal.
42. Y una vez arrancados, ¡irán a parar al fuego! Allí será el llorar y el crujir de dientes.
43. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino del Padre. ¡El que tenga oídos, oiga!
44. »El reino de los cielos es también como un tesoro escondido en un terreno. Un hombre viene y lo encuentra. Emocionado y lleno de ilusiones, vende todo lo que tiene y compra el terreno, con lo cual está adquiriendo también el tesoro.
45. »El reino de los cielos es como un mercader de perlas que anda en busca de perlas finas.
46. Por fin descubre una verdadera oportunidad cuando le ofrecen a buen precio una perla de gran valor. Entonces corre, vende todo lo que tiene y la compra.
47. »El reino de los cielos es como el pescador que tira la red al agua y recoge peces de todo tipo, buenos y malos.
48. Cuando se llena la red, la lleva a la orilla y se sienta a escoger los pescados. Los buenos los echa en una canasta y los malos los desecha.
49. Así sucederá cuando llegue el fin del mundo. Los ángeles vendrán y separarán a los malos de los justos
50. y arrojarán aquéllos al fuego. Allí será el llorar y el crujir de dientes.
51. ¿Entienden ahora?»—Sí —contestaron—. Gracias.