37. —Muy bien —comenzó—: Yo soy el labrador que siembra el grano selecto.
38. El terreno en que se sembró es el mundo y las buenas semillas son los súbditos del reino; las malas hierbas son los súbditos de Satanás.
39. El enemigo que sembró la mala hierba entre el trigo es el diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.
40. De la misma manera que los segadores separan el trigo de la mala hierba y queman ésta, en el fin del mundo
41. enviaré a mis ángeles a arrancar del reino a los que tientan a los demás y a los que hacen el mal.
42. Y una vez arrancados, ¡irán a parar al fuego! Allí será el llorar y el crujir de dientes.