11. Cuando lleguen a cualquier ciudad o pueblo, busquen a una persona de confianza y quédense en su casa hasta que se vayan a otro pueblo.
12. Y al entrar a la casa, den su bendición a los que allí viven.
13. Si ellos lo merecen, tendrán la paz que ustedes les desearon; pero si no lo merecen, no la tendrán.