33. Pero Jesús le volvió la espalda y, mirando a los otros discípulos, reprendió a Pedro:—¡Apártate de mí, Satanás! ¡Estás mirando las cosas como las ven los hombres y no como las ve Dios!
34. Dicho esto, llamó a la multitud junto con sus discípulos y añadió:—Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.
35. El que se afana por salvar su vida, la perderá. Pero los que pierden su vida por mi causa y por la causa del evangelio, la salvarán.
36. »¿De qué le sirve a una persona ganarse el mundo entero si pierde su vida?
37. ¿Qué se puede dar a cambio de la vida?
38. Si alguien se avergüenza de mí y de mi mensaje en medio de esta gente incrédula y pecadora, el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.