10. »¿No han leído ustedes la Escritura que dice?: “La piedra que los constructores desecharon ahora es la piedra principal.
11. El Señor lo hizo y es una maravilla ante nuestros ojos”».
12. Los sacerdotes, maestros de la ley y ancianos que escuchaban se dieron cuenta de que la parábola iba dirigida contra ellos y entonces quisieron arrestarlo. Pero como temían a la multitud, lo dejaron y se fueron.
13. Enviaron luego a algunos de los fariseos y de los herodianosc para hacer caer a Jesús en una trampa con sus mismas palabras.
14. Apenas llegaron, le dijeron:—Maestro, sabemos que eres un hombre intachable y no te dejas llevar por lo que dicen los demás, porque no te fijas en las apariencias. Tú de verdad enseñas el camino de Dios. ¿Está bien que paguemos impuestos al César, o no?
15. Pero Jesús, conociendo su hipocresía, les replicó:—¿Por qué me tienden trampas? Tráiganme una de las monedas con que se paga ese impuesto, para que la vea.
16. Ellos le llevaron la moneda; y mirándola, señalándola, Jesús les preguntó: —¿De quién es esta imagen y esta inscripción?—Del César —contestaron ellos.
17. Él les dijo —pues denle al César lo que es del César; y a Dios, lo que es de Dios.Esa respuesta los llenó de admiración.
18. Luego los saduceos, los que sostienen que no hay resurrección, fueron a ver a Jesús y le plantearon esta dificultad:
19. —Maestro, Moisés nos enseñó por medio de sus escritos que si un hombre muere y deja a su esposa sin haber tenido hijos, el hermano de ese hombre debe casarse con la viuda para que a su hermano le quede descendencia.
20. Pues bien, había siete hermanos. El primero se casó, pero murió sin dejar hijos.
21. El segundo se casó con la viuda, pero también él murió sin dejar descendencia; lo mismo le pasó al tercero
22. y así sucesivamente a los otros cuatro. Los siete hermanos murieron sin dejar hijos. Después murió también la mujer.