1. El SEÑOR le dijo a Moisés:
2. «Ordena al pueblo de Israel que traiga aceite puro de oliva, para mantener encendidas las lámparas, de modo que el santuario esté siempre iluminado.
9. El pan será comido por Aarón y sus hijos, en un lugar señalado para esto, pues las ofrendas que se ofrecen al SEÑOR por fuego son muy sagradas. Esta es una ley que debe cumplirse siempre».
10. Un joven, de madre israelita y padre egipcio, riñó con uno de los hombres de Israel en el campo.
11. Durante la pelea, el hijo del egipcio maldijo el nombre de Dios. Entonces fue llevado ante Moisés para ser juzgado. El nombre de la madre era Selomit, hija de Dibrí, de la tribu de Dan.
12. Mientras se recibía instrucciones del SEÑOR acerca de lo que debía hacerse, el joven fue puesto en la cárcel.
13-14. Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés: «Saca fuera del campamento al que me ofendió, y diles a todos los que lo oyeron que pongan las manos sobre su cabeza; luego toda la comunidad de Israel lo apedreará hasta darle muerte.
15-16. Y dile al pueblo de Israel que cualquiera que maldiga a Dios sufrirá el mismo castigo. Sí, todo el que pronuncie el nombre del SEÑOR al maldecir a su prójimo debe ser condenado a muerte. Esta ley se aplicará tanto a israelitas como a extranjeros. El que pronuncie el nombre del SEÑOR al maldecir, será muerto a pedradas.
17. »Además, todos los asesinos deberán ser ejecutados.
18. El que mate un animal ajeno, lo repondrá.
19. El castigo por haberle causado daño al prójimo será el mismo que el daño causado:
20. fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente. El que cause daño a otro recibirá el mismo daño que haya hecho.
21. »Repito: Cualquiera que mate un animal debe reponerlo; cualquiera que mate a un hombre debe morir.