1. El SEÑOR le ordenó a Moisés
2. que les dijera a Aarón y a sus hijos: «Sean muy cuidadosos en el trato que le dan a las ofrendas que el pueblo me consagra, para que no deshonren mi santo nombre; porque yo soy el SEÑOR.
3. »De ahora en adelante, y para siempre, si el sacerdote que esté ceremonialmente impuro sacrifica los animales traídos por el pueblo, o toca las ofrendas dedicadas a mí, será destituido del sacerdocio. Yo soy el SEÑOR.
4. »Ningún sacerdote que esté leproso, o tenga una llaga que supura podrá comer las santas ofrendas hasta que se haya curado. Cualquier sacerdote que toque un cadáver, o esté contaminado por una emisión seminal,
5. o toque algún reptil o alguna otra cosa prohibida, o toque a cualquiera que esté ritualmente impuro, por cualquier razón,
6. quedará impuro hasta el anochecer, y no comerá del santo sacrificio hasta después que se haya bañado.
7. Después de la puesta del sol quedará limpio nuevamente y podrá comer de las cosas sagradas, porque son la fuente de su vida.
8. No puede comer animales que sean encontrados muertos o que hayan sido destrozados por animales salvajes, porque esto lo contaminaría. Yo soy el SEÑOR.
9. »Todos los sacerdotes deben obedecer estas instrucciones, para que no sean culpables, y mueran por violarlas. Yo soy el SEÑOR quien los santifica.
10. »Nadie que no pertenezca a la familia de un sacerdote podrá comer de las ofrendas sagradas. Por eso, ni los huéspedes o jornaleros de un sacerdote podrán comer de las ofrendas sagradas.
11. Sin embargo, hay una excepción: Si el sacerdote compra un esclavo con su dinero, ese esclavo puede comer de lo sacrificado, y si el esclavo tiene hijos en la casa del sacerdote, ellos pueden comer.