34. Ustedes me buscarán, pero no me encontrarán, porque no podrán llegar a donde yo esté.
35. Los judíos se preguntaban entre ellos: «¿Y a dónde piensa irse éste que no podremos encontrarlo? ¿Acaso pensará ir a los judíos que están dispersos entre las naciones, y enseñar a los griegos?
36. ¿Qué quiere decir con eso de que “me buscarán, pero no me encontrarán”, y “no podrán llegar a donde yo esté”?»
37. El último día de la fiesta, que era el más importante, Jesús se puso de pie y dijo con fuerte voz:—¡Si alguno tiene sed, venga a mí y beba!
38. De aquel que cree en mí, brotarán ríos de agua viva, como dice la Escritura.
39. Lo que quería decir con esto era que los que creyeran en él recibirían el Espíritu. El Espíritu Santo todavía no había venido, porque Jesús aún no había sido glorificado.
40. Al oír sus palabras, algunos de entre la multitud decían: «No cabe duda de que éste es el Profeta».
41. Otros decían: «¡Es el Cristo!» Pero otros preguntaban: «¿Cómo puede el Cristo venir de Galilea?»
42. La Escritura dice que el Cristo será descendiente de David, y que nacerá en Belén, el pueblo de donde era David.
43. La gente estaba dividida por causa de Jesús.
44. Algunos querían arrestarlo, pero nadie le echó mano.
45. Los guardias del templo volvieron a donde estaban los jefes de los sacerdotes y los fariseos, quienes les preguntaron:—¿Por qué no lo han traído?