27. Nosotros sabemos de dónde viene este hombre, pero cuando venga el Cristo nadie sabrá de dónde viene».
28. Por eso Jesús, que estaba enseñando en el templo, dijo con voz fuerte:—¡Así que ustedes me conocen y saben de dónde vengo! Yo no vengo por mi propia cuenta sino que me envió alguien en quien se puede confiar. Ustedes no lo conocen,
29. pero yo sí lo conozco porque vengo de él, y él mismo me envió.
30. Entonces quisieron arrestarlo, pero nadie le echó mano porque todavía no había llegado su tiempo.
31. Aun así, muchos de los que estaban entre la multitud creyeron en él, y decían: «Cuando venga el Cristo, ¿acaso va a hacer más señales milagrosas que este hombre?»
32. Cuando los fariseos oyeron que la gente murmuraba estas cosas acerca de él, se pusieron de acuerdo con los jefes de los sacerdotes y mandaron unos guardias del templo para arrestarlo.