33. Y cuando se acercaron a Jesús, se dieron cuenta que ya estaba muerto, por eso no le quebraron las piernas.
34. Pero uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza, y en ese momento le salió sangre y agua.
35. El que dice esto es el que lo vio, y lo que dice es verdad. Él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean.
36. Estas cosas sucedieron para que se cumpliera la Escritura: «No le quebraron ningún hueso»
37. y, como dice en otra parte de la Escritura: «Mirarán al que traspasaron».
38. Después de esto, José de Arimatea le pidió a Pilato el cuerpo de Jesús. José era discípulo de Jesús, aunque en secreto porque le tenía miedo a los judíos. Pilato le dio permiso y él se llevó el cuerpo.
39. También Nicodemo, el que había visitado a Jesús de noche, llegó con unos treinta y cuatro kilos de una mezcla de mirra y áloe.
40. Entre los dos envolvieron el cuerpo de Jesús con vendas empapadas en las especias aromáticas. Así era la costumbre judía de sepultar a los muertos.
41. En el lugar donde crucificaron a Jesús había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo en el que todavía no habían sepultado a nadie.