Juan 18:12-29 Nueva Biblia al Día (NBD)

12. Entonces los soldados, con su comandante, y los guardias de los judíos, arrestaron a Jesús y lo ataron.

13. Lo llevaron primero ante Anás, que era suegro de Caifás, el sumo sacerdote ese año.

14. Caifás era el que había aconsejado a los judíos que era mejor que muriera un solo hombre por el pueblo.

15. Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Como al otro discípulo lo conocía el sumo sacerdote, entró con Jesús en el patio del sumo sacerdote.

16. Pero Pedro tuvo que quedarse afuera, junto a la puerta. El discípulo al que conocía el sumo sacerdote, salió y habló con la portera y consiguió que Pedro entrara.

17. La portera le preguntó:—¿No eres tú uno de los discípulos de ese hombre?Pedro contestó:—No lo soy.

18. Como hacía frío, los criados y los guardias habían hecho una fogata para calentarse. Todos estaban de pie alrededor de la fogata, y Pedro también estaba con ellos calentándose.

19. Mientras tanto, el sumo sacerdote empezó a preguntarle a Jesús acerca de sus discípulos y de sus enseñanzas.

20. Jesús le respondió:—Yo he hablado delante de todo el mundo. Siempre he enseñado en las sinagogas o en el templo, donde se reúnen todos los judíos. No he dicho nada en secreto.

21. ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que me han oído hablar. Ellos saben lo que dije.

22. Cuando Jesús dijo esto, uno de los guardias que estaba allí cerca le dio una bofetada y le dijo:—¿Así le contestas al sumo sacerdote?

23. Jesús respondió:—Si he dicho algo malo, dime qué fue. Pero si lo que dije está bien, ¿por qué me pegas?

24. Entonces Anás lo envió atado ante el sumo sacerdote Caifás.

25. Mientras tanto, Simón Pedro seguía de pie, calentándose.Le preguntaron:—¿No eres tú uno de sus discípulos?Pedro, negándolo, dijo:—No lo soy.

26. Uno de los criados del sumo sacerdote, que era pariente de aquel al que Pedro le había cortado la oreja, le preguntó:—¿No te vi con él en el huerto?

27. Pedro lo negó una vez más y en ese momento el gallo cantó.

28. Luego los judíos llevaron a Jesús de la casa de Caifás al palacio del gobernador romano. Como ya amanecía, los judíos no entraron al palacio, pues si lo hacían se contaminarían de acuerdo a sus ritos y no podrían comer la Pascua.

29. Por eso Pilato salió a preguntarles:—¿De qué acusan a este hombre?

Juan 18