38. Así se cumplió lo que el profeta Isaías había dicho:«Señor; ¿quién ha creído en nuestro mensaje? ¿A quién se le ha mostrado el poder del Señor?»
39. Por eso no podían creer, pues Isaías también había dicho:
40. «Les ha cegado los ojos y les endureció el corazón,para que no puedan ver con los ojos,ni entiendan con el corazón ni se conviertan; y yo los sane».
41. Isaías dijo esto porque vio la gloria de Jesús y habló de él.
42. Sin embargo, muchos de los judíos, y hasta algunos de sus jefes, creyeron en él, pero no lo decían porque tenían miedo que los fariseos los expulsaran de la sinagoga.
43. Preferían recibir honores de los hombres y no los honores que proceden de Dios.
44. Jesús exclamó con voz fuerte: «El que cree en mí, también cree en el que me envió.
45. Y el que me ve a mí, también ve al que me envió.
46. Yo soy la luz que ha venido al mundo, para que todo el que crea en mí no viva en la oscuridad.
47. »El que escucha mis palabras y no las obedece, no soy yo el que lo va a juzgar; pues yo no vine a juzgar al mundo sino a salvarlo.
48. El que me rechaza y no obedece mis palabras tiene quien lo juzgue. La palabra que yo he hablado será la que lo juzgue en el día final.
49. Yo no he hablado por mi propia cuenta, ha sido el Padre que me envió el que me ordenó qué decir y cómo decirlo,
50. y sé bien que su mandamiento es vida eterna. Así que todo lo que les he dicho es lo que el Padre me ha ordenado decir».