37. Pero otros decían:—Éste, que le dio la vista al ciego, ¿no podía haber evitado que Lázaro muriera?
38. Jesús, conmovido una vez más, se acercó al sepulcro. Era una cueva que tenía tapada la entrada con una piedra.
39. Jesús ordenó:—Quiten la piedra.Marta, la hermana del muerto, respondió:—Señor, ya debe oler mal, pues hace cuatro días que murió.
40. Jesús le respondió:—¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios?
41. Entonces quitaron la piedra. Jesús miró al cielo y dijo:—Padre, te doy gracias porque me has escuchado.
42. Yo sé que siempre me escuchas, pero lo dije para que la gente que está aquí crea que tú me enviaste.
43. Después de decir esto, gritó con todas sus fuerzas:—¡Lázaro, sal de ahí!
44. Y el que había estado muerto salió, con las manos y los pies vendados, y el rostro cubierto con un lienzo.Jesús les dijo:—Quítenle las vendas y déjenlo ir.
45. Muchos de los judíos que estaban visitando a María y vieron lo que Jesús hizo, creyeron en él.
46. Pero otros fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.
47. Entonces, los jefes de los sacerdotes y los fariseos reunieron al Consejo.Y dijeron:—¿Qué vamos a hacer? Este hombre está haciendo muchas señales milagrosas.
48. Si lo dejamos, todos van a creer en él, y los romanos vendrán y destruirán nuestro lugar sagrado y hasta nuestra nación.
49. Uno de ellos, llamado Caifás, que ese año era el sumo sacerdote, les dijo:—¡Ustedes de verdad que no saben nada!