Joel 2:6-17 Nueva Biblia al Día (NBD)

6. El terror se apodera de la gente que los ve llegar; sus rostros palidecen de miedo.

7. Atacan como soldados de infantería perfectamente entrenados; escalan las murallas como guerreros adiestrados. Marchan de frente, siempre en orden, bien disciplinados.

8. Jamás se estorban entre sí en la batalla. Cada uno está en el lugar que le corresponde y atacan con método y furia.

9. Cubren la ciudad como un enjambre; trepan con facilidad sobre las murallas defensivas, suben a los techos de las casas y entran como ladrones a través de las ventanas.

10. ¡La tierra tiembla delante de ellos, y el cielo se estremece. El sol y la luna se oscurecen, y se esconden las estrellas!

11. El SEÑOR los conduce con su voz de mando. El suyo es un poderoso ejército, con innumerables batallones que siguen sus órdenes. El día del juicio del SEÑOR es algo terrible y pavoroso. ¿Quién podrá mantenerse en pie?

12. Por eso el SEÑOR dice: «Vuélvanse a mí por completo, mientras aun hay tiempo. Háganlo con ayuno, llanto y arrepentimiento sincero».

13. No finjan arrepentimiento rasgándose la ropa, sino vuélvanse al SEÑOR su Dios con un corazón lleno de arrepentimiento sincero. Porque él es un Dios amoroso y bueno, que no se enoja fácilmente. Él los ama mucho y le duele castigarlos.

14. Tal vez cambie de parecer y los perdone, y los bendiga en vez de castigarlos. Quizá haga que la tierra vuelva a producir en abundancia, de modo que tengan cereales y vino para que le presenten sus ofrendas.

15. ¡Hagan sonar la trompeta que señala la alerta en Sión! ¡Proclamen ayuno y convoquen a todo el pueblo a una solemne reunión!

16. Traigan a todos: ancianos, niños, y aun a los recién nacidos. También los recién casados deben salir de su alcoba matrimonial y asistir a la asamblea.

17. Los sacerdotes, ministros de Dios, se pararán entre el pueblo y el altar, llorando, y orarán diciendo: «SEÑOR nuestro, perdona a tu pueblo, no permitas que los paganos reinen sobre nosotros, pues tú eres también su dueño. Que no se burlen de tu pueblo los paganos, y digan: “¿Dónde está ese Dios de ellos? ¡Qué débil e inútil debe de ser!”»

Joel 2