3. Porque son más pesadas que la arena de mil playas. De ahí nació mi hablar impertinente.
4. Porque el SEÑOR me ha derribado con sus flechas: en lo profundo de mi corazón ha clavado sus dardos venenosos. Todos los terrores de Dios militan contra mí.
25-26. Cosa admirable es decir la verdad, pero tus críticas no se fundan en los hechos. ¿Vas a condenarme tan sólo porque impulsivamente clamé desesperado?
27. Eso sería como perjudicar a un huérfano indefenso, o traicionar a un amigo.
28. »¡Mírame! ¿Habría yo de mentirte cara a cara?
29. No me presumas culpable, pues soy un hombre recto. No seas tan injusto.
30. ¿No conozco acaso la diferencia entre el bien y el mal? De haber pecado, ¿no lo reconocería?