10. Nadie se atreve a provocarlo; mucho menos a capturarlo. Y si ante él nadie se mantiene, ¡quién se mantendrá delante de mi!
11. A nadie soy deudor. Cuanto hay bajo el cielo me pertenece.
12. »Debo también mencionar la tremenda fuerza que hay en sus miembros y en todo su cuerpo.
13. ¿Quién puede perforarle la piel, o quién se atreve a ponerse al alcance de sus fauces?
14. Porque tiene unos dientes terribles.