15. en sueños, en visiones nocturnas, cuando el sueño profundo cae sobre los hombres mientras yacen en sus lechos.
16. En tales ocasiones Dios les abre los oídos y les da sabiduría e instrucción,
17-18. haciéndoles cambiar de opinión, guardándolos del orgullo, y previniéndolos sobre los castigos del pecado, y evitando que caigan en algún lazo.
19. A veces, Dios envía la enfermedad y el dolor, aunque no rompa ningún hueso,
20. de modo que el hombre pierde el gusto y el apetito, sin que le llame la atención ni el más delicioso manjar.
21. Se enflaquece; se vuelve huesos y pellejo,
22. y llega al borde de la muerte.
23-24. »Pero si hay un mensajero del cielo que interceda por él como amigo, para mostrarle lo que es recto, entonces Dios se compadece de él y dice: “Pónganlo en libertad; no lo hagan morir, pues he hallado un sustituto”.
25. Entonces el cuerpo se le volverá sano como el de un niño, robusto y juvenil otra vez.
26. Y cuando ore, Dios lo escuchará; contestará su oración y lo recibirá gozoso, y lo hará volver a sus deberes.