1. »Si los tiempos no se esconden del Todopoderoso, ¿por qué no los perciben quienes dicen conocerlo?
2. Porque una ola de crimen nos consume: cambian los linderos de las propiedades, roban los rebaños de ovejas,
3. y hasta el burro del pobre y del huérfano roban. Para obtener un préstamo, las viudas pobres tienen que entregar en prenda lo poco que poseen.
4. A puntapiés son echados los pobres; tienen que hacerse a un lado del camino.
5. Como burros monteses en el desierto, los pobres tienen que pasarse todo el tiempo luchando para apenas mantener el alma en el cuerpo. Los mandan al desierto a buscar alimento para sus hijos.
6. Comen cuanto producto silvestre hallan y hasta tienen que buscar en las viñas de los malvados.
7. Los pobres pasan toda la noche desnudos, expuestos al frío, sin ropa ni cobijas.
8. La lluvia de las montañas los moja, y tienen por casa las cuevas.
9. Los malvados arrebatan a los huérfanos del pecho de sus madres, y toman al hijo del pobre como prenda antes de prestarle algún trigo o dinero.
14-15. Son asesinos que madrugan para matar al pobre y al menesteroso. Por la noche son ladrones y adúlteros, en espera de las sombras, pues entonces, piensan: “Nadie me ve”, van enmascarados para que nadie los conozca.
22-23. Pero a veces parece que con su poder Dios ayuda a los ricos y les da vida cuando todos los demás perecen. Dios les da confianza y vigor, y en muchas formas los auxilia.