2-3. «Escúchenme; déjenme hablar, y luego sigan con sus burlas.
18. ¿Son arrastrados como paja por el viento? ¿Los arrasa la tormenta? ¡Jamás!
19. “Bueno”, dirán ustedes, “por lo menos a sus hijos los castiga Dios”. ¡Pero yo digo que Dios debe castigar al que peca y no a los hijos de éste! Que sienta el castigo en su propia carne.
20. Sí, que sea destruido por su maldad. Que beba bastante de la ira del Todopoderoso,
21. porque cuando esté muerto, ¿qué más le da lo que le pase a su familia?