1. Respuesta de Elifaz de Temán:
2. «¿Debe un sabio como tú hablar así? Tus argumentos son puro viento.
3. No está bien hablar tan neciamente. ¿Qué bien hacen tales palabras?
6. ¿Por qué habría yo de condenarte? De ello se encarga tu propia boca,
9. ¿Qué sabes tú más que nosotros? ¿Qué entiendes que no entendamos?
10. Hay entre nosotros ancianos mucho mayores que tu padre.
11. El consuelo de Dios, ¿será demasiado insignificante para ti? ¿Es su dulzura demasiado áspera?
12. ¿Qué haces, dejándote arrastrar por la ira? ¿Por qué te relampaguean los ojos?
13. ¿Por qué te vuelves contra Dios y le echas en cara todos estos perversos razonamientos?
14. »¿Qué hombre en toda la tierra podrá ser tan puro y justo como tú dices ser?
15. ¡Vaya! ¡Dios no confía ni siquiera en los ángeles! ¡Ni siquiera los cielos pueden ser absolutamente puros comparados con él!