5. Entre tanto, los ricos se mofan de los atribulados y están prontos a menospreciar a todos los menesterosos.
6. Los ladrones prosperan. ¡Y los que provocan a Dios viven confiados y piensan que pueden controlarlo!
10. Porque el alma de todo ser viviente y el hálito de toda la humanidad están en la mano de Dios.
11. Así como mi boca puede saborear manjares, mi mente saborea la verdad cuando la oigo,
12. y como tú lo dices, los viejos como yo son sabios; comprenden.