18. He oído los gemidos de Efraín: «Gravemente me has castigado; pero yo lo necesitaba, así como hay que amansar al ternero para el yugo. ¡Vuélveme otra vez a ti y restáurame, pues sólo tú eres el SEÑOR, mi Dios!
19. Del SEÑOR me alejé, pero tuve que lamentarlo. Me di golpes por mi necedad. Me dio enorme vergüenza todo lo que hice en mi juventud».
20. El SEÑOR responde: ¡Efraín es aún hijo mío, el pequeño a quien amo! ¡Tuve que castigarlo por necesidad, pero lo amo todavía! Por él suspiro y de él tendré misericordia.
21. Cuando te lleven al exilio ve dejando en el camino señales que indiquen el camino de regreso a Israel. Marca bien la senda de ida, porque a tus ciudades retornarás por ellas algún día, Virgen Israel.
22. ¿Hasta cuándo estarás indecisa, oh muchacha terca? Porque el SEÑOR hará que ocurra algo nuevo y diferente: ¡Israel buscará a Dios!
23. El SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: Cuando yo los traiga de regreso dirán en Judá y sus ciudades este refrán: «¡El SEÑOR te bendiga, oh lugar donde se practica la justicia, lugar santo!»
24. Y los habitantes de la ciudad, los granjeros y los pastores por igual vivirán juntos en paz y felicidad.
25. Porque he dado reposo a los fatigados y gozo a los afligidos.
26. Jeremías despertó.—¡Qué dulce sueño! —dijo.
27. El SEÑOR dice: En el futuro cercano multiplicaré la población y también el ganado aquí en Israel.
28. En tiempos pasados con mucho empeño arruiné y dañé a la nación pero ahora la reedificaré cuidadosamente.
29. Ya el pueblo no dirá este refrán: «Los padres comen las uvas agrias y a los hijos les da la dentera».
30. Pues cada cual morirá a consecuencia de sus propias faltas: el que coma uvas agrias será quien tenga dentera.