15. El SEÑOR dice: Hay amargo llanto en Ramá. Raquel llora por sus hijos y nadie puede consolarla, pues han desaparecido.
16. Pero el SEÑOR dice: ¡No llores más, porque yo he oído tus plegarias y te aseguro que los volverás a ver; regresarán a ti desde la lejana tierra enemiga donde ahora se encuentran!
17. Hay para ti esperanza en el futuro próximo, dice el SEÑOR, y tus hijos e hijas volverán a su patria.
18. He oído los gemidos de Efraín: «Gravemente me has castigado; pero yo lo necesitaba, así como hay que amansar al ternero para el yugo. ¡Vuélveme otra vez a ti y restáurame, pues sólo tú eres el SEÑOR, mi Dios!
19. Del SEÑOR me alejé, pero tuve que lamentarlo. Me di golpes por mi necedad. Me dio enorme vergüenza todo lo que hice en mi juventud».
20. El SEÑOR responde: ¡Efraín es aún hijo mío, el pequeño a quien amo! ¡Tuve que castigarlo por necesidad, pero lo amo todavía! Por él suspiro y de él tendré misericordia.
21. Cuando te lleven al exilio ve dejando en el camino señales que indiquen el camino de regreso a Israel. Marca bien la senda de ida, porque a tus ciudades retornarás por ellas algún día, Virgen Israel.