Jeremías 22:24-25-30 Nueva Biblia al Día (NBD)

3. El SEÑOR dice: Sean justos. Procedan con rectitud. Ayuden a los que requieren justicia. Deténganse en sus maldades. Protejan los derechos de los extranjeros e inmigrantes, de los huérfanos y las viudas; ¡dejen de matar inocentes!

4. Si dejan las terribles acciones que están cometiendo, yo libraré a esta nación y otra vez le daré reyes que ocupen el trono de David, y habrá prosperidad para todos.

5. Pero si no atienden esta advertencia, juro por mi gran fama, dice el SEÑOR, que este palacio lo convertiré en ruinas y la familia real acabada.

6. Porque éste es el mensaje del SEÑOR respecto a la familia real: Te quiero tanto como a la fructífera Galaad y a los verdes bosques del Líbano, pero te destruiré y te dejaré desierto y deshabitado.

7. Llamaré a una cuadrilla de demoledores que traigan sus herramientas y te desmantelen. Arrancarán todas tus magníficas vigas de cedro y las echarán al fuego.

8. Hombres de muchas naciones pasarán junto a las ruinas de esta ciudad y se dirán uno al otro: «¿Por qué hizo esto el SEÑOR? ¿Por qué destruyó esta gran ciudad?»

9. Y su respuesta será: «Porque el pueblo que la habitaba olvidó al SEÑOR su Dios y violó el convenio que habían firmado con él, y le rindieron homenaje a ídolos».

24-25. Y respecto a ti, Jeconías, hijo de Joacim rey de Judá, aunque tú fueras el anillo del sello en mi mano derecha, yo te sacaría y te entregaría en manos de quienes buscan tu muerte, de quienes tienes tanto miedo: Nabucodonosor rey de Babilonia y su poderoso ejército.

26. A ti y a tu madre los echaré de este país, y morirán en país lejano.

27. Jamás retornarán a la tierra que tanto aman.

28. Este Jeconías es como plato quebrado y desechado. Él y sus hijos irán desterrados a tierras lejanas, igual como se desecha un plato quebrado.

29. ¡Ay tierra, tierra, tierra! ¡Escucha el mensaje del SEÑOR!

30. El SEÑOR dice: Haz constar que este Conías no tendrá descendencia, pues ninguno de sus hijos ocupará el trono de David ni gobernará en Judá. Su vida no tendrá ninguna importancia.

Jeremías 22