10. Porque le he dado la espalda a esta ciudad. Enemigo y no amigo suyo seré, dice el SEÑOR. Será tomada por el rey de Babilonia, quien la mandará incendiar hasta dejarla convertida en cenizas.
11. Y al rey de Judá el SEÑOR le dice:
12. Estoy listo a juzgarte por el mal que estás cometiendo. ¡Pronto! ¡Haz justicia a los que juzgas! Comienza a hacer lo justo antes que mi terrible enojo caiga sobre ti como un fuego que nadie puede apagar.
13. Yo pelearé contra esta ciudad de Jerusalén, que se ufana diciendo: «Estamos a salvo, aquí nadie puede tocarnos».
14. Yo mismo te destruiré por haber cometido tantas maldades, dice el SEÑOR. Destruiré todo, incluso encenderé un fuego en los bosques que quemará cuanto halle a su paso, hasta lo que se encuentra en la periferia.