19. Entonces habrían llegado a ser tan numerosos e incontables como los granos de arena de las playas del mundo, y su destrucción no habría sido necesaria.
20. ¡Líbrense de su cautiverio! ¡Salgan de Babilonia, cantando en el camino! ¡Grítenle a los extremos de la tierra que el SEÑOR ha redimido a sus siervos los israelitas!
21. Cuando él los guió por los desiertos, no padecieron sed. Él abrió la roca y de ella brotó agua para que bebieran.
22. Pero no hay paz para el malvado, dice el SEÑOR.