1. Cuando el rey Ezequías se enteró del resultado de la reunión, rasgó su ropa y se vistió de tela ordinaria de la que se usa para hacer sacos, como señal de humildad y duelo, y fue al templo a orar.
2. Y mientras tanto envió ante Isaías, el profeta hijo de Amoz, a Eliaquín su primer ministro, a Sebna su escriba real y a los sacerdotes más ancianos, todos vestidos de saco penitencial.
3. Le llevaron este mensaje:«Hoy es día de tribulación, frustración y blasfemia; es tiempo grave, como de parturienta tratando de dar a luz cuando la criatura no sale.
4. Pero quizá el SEÑOR tu Dios haya oído la blasfemia del representante del rey de Asiria burlándose del Dios viviente. Sin duda no le dejará Dios salirse con la suya, sin duda Dios lo reprenderá por esas palabras. ¡Oh Isaías, ruega por los que hemos quedado!»
16-17. «¡Oh SEÑOR todopoderoso, Dios de Israel, entronizado por encima de los querubines, sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra! Tú solo hiciste el cielo y la tierra. Escucha mi súplica, mírame orar. Mira esta carta del rey Senaquerib, pues él se ha burlado del Dios viviente.