2. Hay gran conmoción en la ciudad. ¿Qué le ocurre a esta activa y alegre ciudad? ¡Cadáveres! ¡Cadáveres por doquier, muertos por la plaga y no por la espada!
3. Todos tus caudillos huyen; se rinden sin pelear. La gente se escabulle, pero también ella es capturada.
4. Déjenme llorar, no traten de consolarme, déjenme llorar por mi pueblo al ver cómo lo destruyen.
5. ¡Ay, qué día de angustiosa tribulación! ¡Qué día de confusión y terror ha enviado el SEÑOR Dios todopoderoso! Derruidos están los muros de Jerusalén, y las laderas de los montes hacen eco al grito de muerte.
8. Dios ha retirado su solícita protección. Corren al arsenal en busca de armas.
12. El SEÑOR Dios todopoderoso los llamó a arrepentirse, a llorar, lamentar y rasurarse la cabeza dolidos por sus pecados, y a vestirse de saco penitencial para mostrar arrepentimiento.
13. Pero en vez de ello, cantan, danzan y juegan, comen y beben.«Comamos, bebamos y alegrémonos, dicen, ¡qué más da, si mañana moriremos!
14. El SEÑOR Dios todopoderoso me ha revelado que este pecado no se les perdonará hasta el día de su muerte.
17. Porque el SEÑOR que te permitió vestirte con tal magnificencia, te arrojará y te enviará en cautiverio. ¡Oh gran hombre,
18. el Señor te hará un bodoque en su mano y te lanzará a tierra lejana y estéril! ¡Allá morirás, tú que te crees varón glorioso, tú que deshonras a tu nación!
19. Sí, te echaré de tu puesto, dice el SEÑOR, y te derribaré de tu elevada posición.
20. Y llamaré luego a mi siervo Eliaquín, hijo de Jilcías, para sustituirte.
21. Él tendrá tu uniforme, título y jurisdicción, y será un padre para el pueblo de Jerusalén y para todo Judá.