1. Entonces Agripa le dijo a Pablo: —Te damos permiso de que hables para defenderte. Pablo levantó su mano y comenzó así su defensa:
2-3. —Rey Agripa, me alegra el estar hoy ante usted, para defenderme de las acusaciones que han hecho contra mí los judíos. Por eso le ruego que me escuche con paciencia.
4. »Todos los judíos saben cómo he vivido desde que era un niño, en mi país y también en Jerusalén.
5. Ellos me conocen. Si ellos quisieran, podrían asegurar que viví como fariseo, que es la secta más estricta de nuestra religión.
6. Y ahora me están juzgando por la esperanza que tengo en la promesa que Dios hizo a nuestros antepasados.
7. Ésta es la promesa que nuestras doce tribus de Israel esperan que se cumpla. Por eso adoran y sirven a Dios día y noche. Y es por esta esperanza, oh rey, que me acusan los judíos.
8. ¿Por qué ustedes no creen que Dios resucite a los muertos?
9. »Yo mismo estaba convencido de que debía hacer todo lo posible por destruir el nombre de Jesús de Nazaret.