5. Que vengan conmigo los dirigentes de ustedes y que allí lo acusen, si es que él ha hecho algo malo.”
6. Festo estuvo entre los judíos unos ocho o diez días, después bajó a Cesarea. Al día siguiente ocupó su silla en el tribunal y mandó que le trajeran a Pablo.
7. Cuando éste entró, los judíos que venían de Jerusalén lo rodearon y acusaron de cosas muy malas. Pero no pudieron probar que eran ciertas.
8. Pablo se defendió diciendo: No he hecho nada malo, ni contra la ley de los judíos ni contra el templo ni contra el emperador.
9. Entonces Festo, queriendo quedar bien con los judíos, le preguntó:—¿Quieres que yo mismo te juzgue en Jerusalén?
10. Pablo contestó: —Aquí, en el tribunal del emperador, es donde se me debe juzgar. No le he hecho nada malo a los judíos, usted lo sabe muy bien.
11. Si he hecho algo que merezca la muerte, no me niego a morir. Pero si no son ciertas las acusaciones que han presentado contra mí estos judíos, nadie tiene el derecho de entregarme a ellos. ¡Qué me juzgue el emperador!
12. Festo habló con sus consejeros y después dijo:—Haz pedido que te juzgue el emperador. ¡El emperador te juzgará!
13. Habían pasado algunos días, y el rey Agripa, acompañado de Berenice, fue a Cesarea a visitar a Festo.
14. Como estuvieron allí varios días, Festo le contó al rey el caso de Pablo.Le dijo: —Hay aquí un hombre que Félix dejó preso.
15. Cuando fui a Jerusalén, los jefes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos lo acusaron de varias cosas. Ellos exigieron que se le condenara.
16. Yo les dije que no es costumbre de los romanos entregar a nadie sin que antes vea a sus acusadores y se le dé la oportunidad de defenderse.
17. Cuando ellos vinieron a mí, sin perder tiempo me preparé para juzgarlo al día siguiente. Luego mandé traer a este hombre.
18. Pero sus acusadores no presentaron contra él ninguno de los delitos que yo pensaba.
19. Lo acusaron de cosas que tenían que ver con su religión, y de que Pablo asegura que un tal Jesús, que ya murió, está vivo.
20. Sin saber cómo resolver este caso, le pregunté si estaría dispuesto a que yo lo juzgara en Jerusalén.
21. Pero como Pablo pidió que el emperador fuera el que lo juzgara, ordené que lo dejaran preso hasta que lo pueda enviar a Roma.
22. Agripa le dijo a Festo: —Me gustaría escuchar a ese hombre.Festo le contestó: —¡Pues mañana mismo lo escucharás!
23. Al día siguiente, Agripa y Berenice llegaron a la sala de audiencia en medio de gran pompa. Los acompañaban oficiales del ejército y hombres importantes de la ciudad. Festo ordenó que le trajeran a Pablo,