13. Ellos no pueden probar las cosas de las que me acusan.
14. »Pero esto sí confieso: que adoro al Dios de nuestros antepasados y que sigo este Camino que los que me acusan llaman secta. Yo estoy de acuerdo con todo lo que enseña la ley y creo lo que está escrito en los profetas.
15. Al igual que estos hombres, tengo la esperanza en Dios de que él resucitará tanto a los justos como a los injustos.
16. Por eso trato de que mi conciencia esté siempre limpia delante de Dios y de los hombres.
17. »Depués de haber estado fuera de Jerusalén por varios años, regresé para traer donativos a mi pueblo y presentar ofrendas.
18. Eso es lo que estaba haciendo en el templo. Ya me había purificado cuando ellos me encontraron. No había conmigo ni mucha gente ni estaba yo haciendo ningún alboroto.
19. Los que estaban allí eran algunos judíos de la provincia de Asia. Ellos son los que deberían estar aquí, frente a usted, para acusarme. Si es que tienen algo en mi contra.
20. Pero si no es así, que los que están aquí digan si encontraron en mí algún delito, cuando me llevaron ante el Consejo.
21. Tal vez fue lo que dije en voz alta delante de ellos: “Ustedes me están juzgando hoy porque creo en la resurrección de los muertos.”»
22. Félix, que estaba bien informado acerca del Camino, cuando escuchó esto, terminó con la sesión y les dijo:—Cuando venga el comandante Lisias sabré más de esto y decidiré que hacer.
23. Luego le ordenó al capitán que mantuviera preso a Pablo, pero que le diera un poco de libertad y les permitiera a sus amigos atenderlo.
24. Algunos días después, Félix llegó acompañado de Drusila su esposa, que era judía. Él mandó llamar a Pablo y lo escuchó hablar de la fe en Cristo Jesús.