17. »En los postreros días, dijo Dios; derramaré mi Espíritu sobre toda la humanidad, y sus hijos e hijas profetizarán, sus jóvenes verán visiones y sus viejos soñarán sueños.
18. Sí, el Espíritu vendrá sobre mis siervos y siervas, y ellos profetizarán.
19. Y haré milagros en el cielo y en la tierra en forma de sangre, fuego y nubes de humo;
20. el sol se pondrá negro y la luna como sangre antes que llegue el día del Señor, grande y terrible.
21. Pero todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo.
22. »¡Escúchenme, varones israelitas! Como ustedes bien saben, Dios respaldó a Jesús de Nazaret con los milagros prodigiosos que realizó a través de él.
23. Pero, de acuerdo al plan que Dios ya tenía trazado, permitió primero que ustedes lo clavaran en la cruz y lo asesinaran por medio de hombres malvados.
24. Pero Dios lo soltó de los horrores de la muerte y le devolvió la vida, porque la muerte no podía mantenerlo bajo su dominio por siempre.
25. «David dijo esto acerca de Jesús:“Sé que el Señor está siempre conmigo y nada me hará caer.
26. Por eso tengo el corazón lleno de gozo y la lengua de alabanza. Puedo vivir siempre confiado,
27. porque no dejarás mi alma en el sepulcro ni permitirás que el cuerpo de tu Santo siervo se pudra.
28. Al contrario, me mostrarás el camino de la vida y me llenarás de gozo en tu presencia.”