3. —¿Y cómo fue que les bautizaron? —les preguntó.—De acuerdo con el bautismo de Juan —le respondieron.
4. Entonces Pablo les explicó que el bautismo de Juan era para el arrepentimiento y que Juan había enseñado que era necesario creer en aquel que venía después de él, es a saber, Jesús el Mesías.
5. Al oír esto, se bautizaron en el nombre del Señor Jesús.
6. Y cuando Pablo les puso las manos sobre la cabeza, el Espíritu Santo vino sobre ellos y hablaron en lenguas y profetizaron.
7. Eran en total unos doce hombres.
8. Durante los tres meses siguientes Pablo estuvo visitando la sinagoga; y proclamaba abiertamente el reino de Dios.
9. Pero como muchos no querían creer y maldecían el Camino públicamente, Pablo decidió no predicarles más. Separó entonces a los creyentes y comenzó a discutir diariamente en la escuela de Tirano.
28-29. Al decir esto, sus oyentes montaron en cólera y comenzaron a gritar:—¡Grande es Diana de los efesios!La ciudad entera estuvo llena de confusión. Entonces una turba se apoderó de Gayo y Aristarco, macedonios compañeros de Pablo, y los llevaron al anfiteatro.
30. Pablo quería presentarse ante el pueblo, pero los discípulos no lo dejaron.
31. Incluso varios oficiales romanos amigos de Pablo le enviaron mensajes en los que le suplicaban que no se presentara en el teatro.
32. En el anfiteatro todo era confusión. Unos gritaban una cosa y otros otra, y muchos ni siquiera sabían por qué estaban allí.
33. Entre la multitud se encontraba Alejandro y lo arrastraron al frente. Alejandro pidió que guardaran silencio e intentó hablarles.
34. Pero al darse cuenta el gentío de que Alejandro era judío, se pusieron a gritar de nuevo:—¡Grande es Diana de los efesios!Y la gritería duró dos horas.
35. Cuando al fin el alcalde pudo acallar a la gente lo suficiente para poder hablar, dijo:—Varones efesios, todo el mundo sabe que Éfeso es la guardiana del templo de la gran diosa Diana, cuya imagen cayó del cielo.
36. Como esto es un hecho que nadie puede negar, ustedes no tienen por qué perder los estribos ni deben obrar precipitadamente.
37. Ustedes han traído aquí a estos hombres, pero ellos ni se han robado nada del templo ni han difamado a nuestra diosa.
38. Si Demetrio y los artífices tienen algo de qué acusarlos, pueden llevar el caso ante los jueces.
39. Y si hay algunas otras quejas, podemos ventilarlas en alguna sesión del consejo municipal.
40. Tenemos que evitar que se nos acuse de armar alborotos, ya que no tenemos ninguna excusa que los justifique.
41. Entonces los despidió y se dispersaron.