3. Pablo le pidió que fuera con él. Y como todos los judíos de esa región sabían que no estaba circuncidado, porque su padre era griego, Pablo lo circuncidó.
4. Y de ciudad en ciudad fueron comunicando la decisión que habían tomado los apóstoles y los ancianos en Jerusalén.
5. De esta forma, las iglesias se afianzaban en la fe y crecían en número todos los días.
6. Luego atravesaron Frigia y Galacia, porque el Espíritu Santo les prohibió predicar en la provincia de Asia.
7. Luego llegaron a Misia y quisieron ir hasta la provincia de Bitinia; pero el Espíritu les ordenó que no lo hicieran.
8. En vista de esto, atravesaron la provincia de Misia y llegaron a Troas.
9. Aquella noche, Pablo tuvo una visión. En el sueño vio a un varón de Macedonia que le suplicaba: “Ven y ayúdanos”.
10. Inmediatamente nos fuimos a Macedonia, seguros de que Dios nos estaba llamando allá a predicar las buenas noticias.
11. En Troas tomamos un barco y navegamos hacia Samotracia, y de allí, el siguiente día, a Neápolis.
12. Por último, llegamos a Filipos, colonia romana situada en Macedonia, y nos quedamos allí varios días.
13. El día de reposo fuimos a la orilla del río que está fuera de la puerta, donde se reunían para orar. Nos sentamos y hablamos con las mujeres que habían llegado.
14. Una de ellas, que se llamaba Lidia, era vendedora de púrpura en Tiatira, y ya desde antes adoraba a Dios. Mientras Lidia escuchaba, el Señor le abrió el corazón para que estuviera atenta a lo que Pablo decía.
15. Entonces la bautizamos junto con los demás miembros de su familia.—Si ustedes creen que soy fiel al Señor —nos dijo ella—, vengan a hospedarse a mi casa.Su insistencia fue tal que aceptamos.
16. Un día en que nos dirigíamos a orar, nos salió al encuentro una joven esclava endemoniada que tenía la facultad de adivinar. Con sus adivinaciones, les proporcionaba jugosas ganancias a sus amos.
17. La joven empezó a seguirnos.—¡Estos hombres son siervos de Dios que han venido a enseñarles el camino de salvación! —gritaba a nuestras espaldas.
18. Esto lo hizo por varios días hasta que Pablo, muy molesto, se volvió y le dijo al demonio que estaba en la joven:—Te ordeno en el nombre de Jesucristo que salgas de esta joven.E instantáneamente el demonio obedeció.
19. A causa de esto, se desvanecieron las esperanzas de riqueza de los dueños de la esclava, por lo que tomaron a Pablo y lo llevaron ante los magistrados de la plaza pública.
22. El pueblo se alzó entonces contra Pablo y Silas, y los jueces ordenaron que los desvistieran y azotaran con varas.
23. Así se hizo, y los azotaron repetidas veces. Al terminar, los arrojaron en una prisión y le advirtieron al carcelero que los cuidara con suma seguridad.
24. El carcelero, entonces, además de encerrarlos en el calabozo de más adentro, les aprisionó los pies en el cepo.