Hechos 16:25-36 Nueva Biblia al Día (NBD)

25. Era ya media noche. Pablo y Silas todavía estaban orando y cantando himnos al Señor. Los demás prisioneros escuchaban.

26. De pronto, un gran terremoto sacudió los cimientos de la cárcel y las puertas se abrieron y las cadenas de todos los presos se soltaron.

27. El carcelero, al despertar y al ver las puertas abiertas, creyó que los prisioneros habían escapado y sacó la espada para matarse.

28. —¡No te hagas ningún daño! —le gritó Pablo—. ¡Todos estamos aquí!

29. Temblando de miedo, el carcelero ordenó que trajeran luz, corrió al calabozo y se puso de rodillas ante Pablo y Silas.

30. —Señores, ¿qué tengo que hacer para salvarme? —les preguntó suplicante, después de sacarlos de allí.

31. —Cree en el Señor Jesucristo y serán salvos tú y tu familia —le respondieron.

32. Entonces le contaron delante de sus familiares las buenas noticias del Señor.

33. Y en aquella misma hora, el carcelero les lavó las heridas y se bautizó junto con los demás miembros de su familia.

34. Después prepararon un banquete y el carcelero rebosaba de gozo, al igual que sus familiares, porque ya todos creían en Dios.

35. A la siguiente mañana se presentaron ante el carcelero varios alguaciles:—Dicen los magistrados que sueltes a esos hombres —le ordenaron.

36. El carcelero corrió a notificarle a Pablo que estaba en libertad.

Hechos 16