Hechos 16:10-24 Nueva Biblia al Día (NBD)

10. Inmediatamente nos fuimos a Macedonia, seguros de que Dios nos estaba llamando allá a predicar las buenas noticias.

11. En Troas tomamos un barco y navegamos hacia Samotracia, y de allí, el siguiente día, a Neápolis.

12. Por último, llegamos a Filipos, colonia romana situada en Macedonia, y nos quedamos allí varios días.

13. El día de reposo fuimos a la orilla del río que está fuera de la puerta, donde se reunían para orar. Nos sentamos y hablamos con las mujeres que habían llegado.

14. Una de ellas, que se llamaba Lidia, era vendedora de púrpura en Tiatira, y ya desde antes adoraba a Dios. Mientras Lidia escuchaba, el Señor le abrió el corazón para que estuviera atenta a lo que Pablo decía.

15. Entonces la bautizamos junto con los demás miembros de su familia.—Si ustedes creen que soy fiel al Señor —nos dijo ella—, vengan a hospedarse a mi casa.Su insistencia fue tal que aceptamos.

16. Un día en que nos dirigíamos a orar, nos salió al encuentro una joven esclava endemoniada que tenía la facultad de adivinar. Con sus adivinaciones, les proporcionaba jugosas ganancias a sus amos.

17. La joven empezó a seguirnos.—¡Estos hombres son siervos de Dios que han venido a enseñarles el camino de salvación! —gritaba a nuestras espaldas.

18. Esto lo hizo por varios días hasta que Pablo, muy molesto, se volvió y le dijo al demonio que estaba en la joven:—Te ordeno en el nombre de Jesucristo que salgas de esta joven.E instantáneamente el demonio obedeció.

19. A causa de esto, se desvanecieron las esperanzas de riqueza de los dueños de la esclava, por lo que tomaron a Pablo y lo llevaron ante los magistrados de la plaza pública.

20-21. —Estos judíos están corrompiendo nuestra ciudad —dijeron—. Están enseñándole al pueblo costumbres contrarias a las romanas.

22. El pueblo se alzó entonces contra Pablo y Silas, y los jueces ordenaron que los desvistieran y azotaran con varas.

23. Así se hizo, y los azotaron repetidas veces. Al terminar, los arrojaron en una prisión y le advirtieron al carcelero que los cuidara con suma seguridad.

24. El carcelero, entonces, además de encerrarlos en el calabozo de más adentro, les aprisionó los pies en el cepo.

Hechos 16