13. Cuando Noé tenía seiscientos un años de vida, las aguas desaparecieron. El primer día del mes primero de ese año, Noé retiró el techo del barco y vio que la tierra estaba casi seca.
14. El día veintisiete del segundo mes, la tierra ya estaba completamente seca.
15-16. Entonces Dios le dijo a Noé: «Ya pueden salir todos. Deja salir a todos los animales, aves y reptiles para que se reproduzcan abundantemente y llenen la tierra».
18. Así que Noé, sus hijos, su esposa y sus nueras salieron del barco.
19. También salieron todos los animales, según su propia especie: los animales salvajes y los domésticos, las aves y los reptiles.
20. Después Noé construyó un altar para adorar al SEÑOR. En ese altar Noé le ofreció a Dios animales y aves adecuados para el sacrificio, es decir, que eran puros.
21. Al SEÑOR le agradó mucho el olor de los sacrificios, y se dijo a sí mismo: «Nunca más volveré a maldecir la tierra por culpa de la humanidad, pues todos los seres humanos están inclinados hacia el mal desde que son niños. ¡Jamás volveré a destruir a los seres vivos, como lo hice en esta ocasión!
22. Mientras exista la tierra, habrá siembra y cosecha; siempre habrá frío y calor, verano e invierno, los días y las noches».