5. Pregúntales: «¿Qué pretendían al robar la copa de mi señor, la que usa para adivinar? ¡Qué gran maldad han hecho!»
6. Entonces el mayordomo los siguió, los detuvo y les habló conforme a las instrucciones que José le había dado.
7. —¿Qué dice? —le preguntaron—. ¿Qué clase de personas piensa que somos, que nos acusa de un delito tan grande?
8. Nosotros devolvimos el dinero que encontramos en nuestros costales. ¿Por qué habríamos de robar plata u oro de la casa de su amo?
9. Si encuentra su copa en poder de alguno de nosotros, que muera. Todos los demás seremos esclavos de su amo para siempre.
10. —De acuerdo —contestó el hombre—, sólo el que robó la copa quedará de esclavo, y los demás quedarán libres.
11. Ellos bajaron rápidamente los costales que estaban sobre los animales, y los abrieron.
12. El mayordomo comenzó a buscar en el costal del mayor y siguió revisando hasta llegar al del menor. ¡La copa estaba en el costal de Benjamín!
13. Ellos, llenos de desesperación, rasgaron su ropa, cargaron sus burros nuevamente, y volvieron a la ciudad.
14. José todavía estaba en su casa cuando Judá y sus hermanos regresaron. Al llegar, se inclinaron delante de José.
15. —¿Qué pretendían hacer? —les preguntó José—. ¿No sabían que un hombre como yo puede adivinar?
16. Entonces Judá dijo:—¿Qué podemos decirle a mi señor? ¿Qué podemos decir a nuestro favor? ¿Cómo podríamos alegar inocencia? Dios nos está castigando por nuestros pecados. Señor, todos nosotros hemos regresado para ser sus esclavos, todos, incluso aquél en cuyo costal se encontró la copa.
17. —No —dijo José—. Solamente el hombre que robó la copa será mi esclavo. Todos los demás pueden regresar en paz a su tierra y a su padre.
18. Entonces Judá se adelantó y dijo:—Déjeme decirle algo. Tenga paciencia conmigo por un momento, porque sé que usted puede condenarme en un instante, como si fuera el mismo faraón.
19. Señor, usted nos preguntó si teníamos un padre y si teníamos hermanos.
20. Y nosotros le respondimos: «Sí, tenemos un padre, anciano, y un hijo de su vejez, el cual todavía es muy joven. El hermano de éste murió y sólo él ha quedado de los hijos de su madre, y su padre lo ama mucho».
21. Entonces usted nos dijo: «Tráiganlo para que yo lo vea».
22. Pero nosotros le dijimos: «Señor, el muchacho no puede salir del lado de su padre, porque éste moriría».