32. Luego le llevaron la túnica a Jacob para que la identificara.—Encontramos esto en el campo —le dijeron—. ¿Será la túnica de José?
33. El padre la reconoció de inmediato.—Sí, es la túnica de mi hijo. Algún animal salvaje destrozó a mi hijo y se lo comió.
34. Entonces Israel rasgó su ropa y se vistió de ropas ásperas e hizo duelo por su hijo, y lo lloró durante varias semanas.
35. Toda su familia trató en vano de consolarlo. Pero él decía: «No dejaré de llorar hasta que muera y me reúna con mi hijo». Y seguía llorando.
36. Mientras tanto en Egipto, José fue vendido a Potifar por los mercaderes. Potifar era un funcionario del faraón, rey de Egipto. Era nada menos que el capitán de la guardia.